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martes, julio 28, 2015

[Comic] 3 apariciones curiosas del Perú en las historietas.

Ya es 28 de julio. Aniversario patrio por estas latitudes. Y ocasión perfecta para explorar un tema que siempre he querido abordar en esta bitácora, considerando que soy un colaborador de otro país. Se trata ni más ni menos, de algunas apariciones de mi natal país en emblemáticas publicaciones del noveno arte. Del cómo ven a este lejano país sudamericano a través de guionistas y artistas, y por qué no, de la idiosincrasia del país de estos. Para tal efecto tomaré 3 publicaciones sobre las que he podido conseguir documentación con respecto a esta fecha, aunque no descarto la posibilidad de ampliarlo en posteriores posts.

No se trata por supuesto, de simples menciones en un globo de texto o viñeta. No, aquí hablamos de escenarios, personajes, historias que toman lugar en Perú. Sin más, pues, pasemos a exponer quienes fueron los aventureros intrépidos del tebeo cuya travesía los llevó a las lejanas tierras del Sol.

Primera aparición: Donald viaja a los andes.


O el cómic que me hizo pensar que Para leer al Pato Donald de Ariel Dorfman, tiene razón. Aunque para ser justos, esta aventura se me hace menos aberrante atroz simplista que la de "En busca de un elefante de jade".

Creada por Carl Branks en 1949, el N° 223 del Pato Donald, Lost in the Andes fue una curiosa entrega en la cual el personaje se embarca en una aventura científico-comercial junto con sus sobrinos, luego de hacer un hallazgo casual pero no por ello menos sensacional: mientras trabajaba como conserje en el museo de Patolandia, al quebrar accidentalmente unas pequeñas piedras procedentes del Perú, descubre que son en realidad huevos cúbicos, que naturalmente llaman la atención del mercado estadounidense de Patolandia.

Y así, es que arriban al puerto del Callao y comienzan su ascenso a los andes, en busca de la ciudad perdida de Plain Awful ("Simplemente Horrible", SIC) lo cual es una clara parodia del descubrimiento de Machi Picchu para el mundo que hizo Hiram Bingham en 1911. En el camino se encuentran con un campesino –retratado en ese estilo que yo califico como “proto-furry”- que intenta estafarles ofreciéndole dados en vez de los codiciados huevos cúbicos.

Finalmente encuentran la ciudad, poblada de agresivas gallinas de forma geométrica. Los habitantes del lugar tiene por norma no hacer nada curvo, y los globos de chicle de los sobrino de Donald son una clara violación a dicha norma… la cual burlan al enseñar a las gallinas a masticar globos en forma cúbica. Con ello son perdonados y se les permite llevarse huevos y algunos ejemplares.

La aventura sin embargo no terminaría bien para el pato sin pantalones porque resulta que se llevó dos machos,  resultando en un fiasco la expedición y volviendo a su condición de sub-empleado. Y como yo detesto la biopiratería, sólo puedo concluir con un MENECHO.

Habría posteriormente una secuela llamada Return to Plain Awful, publicada en 1989 como parte del cuadragésimo aniversario de la comentada publicación, ésta vez de la mano de Don Hugo Rosa, quien es considerado por muchos, el sucesor de Carl Barks en todo el sentido de la palabra.

Por cierto Donald, te pudiste haber ahorrado todo esto con este simple adminículo:




Segunda aparición: Tintin brinda con pisco peruano

Publicado entre 1946 y 1948, y reeditado en forma de álbum en 1949, Tintin en el templo del Sol, con ilustración y guión de Georges Remi alias Hergé, quien en esta aventura manda al incansable reportero belga a las remotas tierras de los incas.


 Planteada como continuación de Las siete bolas de cristal, Tintin parte en busca de su amigo el profesor Tornasol, quien fuera secuestrado a bordo del vapor “Pachacámac”, con destino a Perú. Una vez ahí, la misión de rescate los lleva a la selva peruana, donde alejados de todo contacto con el resto de la humanidad, y hostiles a nuevos visitantes, vive la última comunidad de incas,

Nada más llegar a un ficticio puerto del Callao (donde las montañas de los Andes se alzan directamente desde la costa), son recibidos por un jefe policial, quien convida a los recién llegados con nada menos que pisco, el famoso aguardiente local a la salud de Tornasol; propuesta que naturalmente es bien recibida por el borrachín capitán Haddock.


Son guiados al corazón de la selva por un indígena de nombre Zorrino, al cual rescatan de ser maltratado por sus patrones. Resulta que Tornasol había sido condenado al sacrificio por haber profanado una momia sagrada al querer ingenuamente usar una de sus prendas… cuando todo parece indicar que Tintin y sus amigos, incluyendo a su reciente aliado Zorrino están por correr con la misma suerte de Tornasol, Tintin se vale de una argucia para salvar la vida, haciéndoles creer a los incas que puede ordenar un eclipse en el preciso momento que toma lugar el sacrificio.

Qué suerte tuviste Tintin que estos incas no fueran como los mayas de Fontanarrosa.
Tuvo una adaptación en formato de película animada, Los prisioneros del Sol de 1969, que sigue fielmente la trama de la historieta: brutal la parte donde critican a Dupond y Dupont por disfrazarse de apaches queriendo pasar desapercibidos entre los indígenas peruanos; como también lo es el confundir al dios del sol, INTI, con Pachacámac, el dios de los temblores. Sin duda, una joya de aquellas épocas de historietas de aventuras que nos dio la posguerra.

Tercera aparición: Cable vs Sendero Luminoso.


No es la primera vez que éste sanguinario grupo terrorista es mencionado en esta bitácora. Al margen de si esto es bueno o malo (¿tráfico es tráfico después de todo?) lo que viene a cuento en esta ocasión es el reseñar brevemente la delirante pero no por ello menos electrizante versión de unos historietistas gringos sobre este episodio de la historia reciente.


De la casa Marvel en esta ocasión, nos llega CABLE. VOLUMEN I: THE SHINING PATH, publicado en 2002, escrito por David Tischman, e ilustrado por Igor Kordey. Y es que Nathan Summers -hijo nada menos que de Cíclope y Jean Grey -, quien en mi opinión es uno de los mutantes más injustamente infravalorados, decide que una de sus aventuras tomará lugar en nada menos que un ucrónico Perú del S. XXI.

Digo ucrónico porque pese a que supuestamente toma lugar entre los años 2001 y 2002, el escenario montado es diametralmente opuesto al que vivimos. Mientras por esos años nos recuperábamos de una dictadura cívico-militar con un gobierno de transición, en la historieta el escenario es atroz: el otrora derrotado grupo subversivo Sendero Luminoso, siempre según el guión, ha resurgido con fuerza y amenaza con tomar el poder. No sólo eso, en esta ocasión cuentan con apoyo popular… y ¡mutantes! Así es, resulta que había mutantes en sus filas, algo que les hubiera venido mejor que coches bomba en su demencial lucha armada.


Un escuadrón de dichas mutantes, lideradas por la camarada Inza, irrumpe en la prisión y libera a un tal Ernesto Sanz, que es como aquí llaman a Abimael Guzmán, el líder terrorista encarcelado.



Una vez libre, con el caos sembrado a lo largo y ancho del país, y con el gobierno tambaleándose, Sanz decide hacerse con el poder... por la vía corporativa. Pues como él mismo diría: “Si no podemos tomar al Perú por la Revolución, lo compraremos”. Y efectivamente, para convertirse en el CEO del Perú, decide comprar la deuda externa del país, usando para ello nada menos que las pingües ganancias producidas por el narcotráfico, que tanto en la ficción como en la vida es la principal fuente de financiación del grupo subversivo. Afortunadamente para nosotros, Cable llega a tiempo para desbaratar la conspiración y devolver la paz al país… bueno, ya sabrán que odio el intervencionismo pero creo que esta vez se lo merecían.

En líneas generales la idea es genial… aunque a ojos de los peruanos nos puede parecer rocambolesca y hasta irreverente, pero la historia en sí es entretenida y hasta se diría que cuenta con cierto trabajo de documentación… aunque sigue flaqueando en lo referente al realismo topográfico.

Como la plaza San Martín, que luce pletórica de árboles.
Cuando en realidad se ve así.

Por cierto brutal el cartel de Pilsen (marca de cerveza local) en un bar del Callao, justito al frente de la Base Naval de la Marina de Guerra, que es donde tanto en el cómic como en la vida real, está recluido el líder terrorista.

Y estas han sido las 3 apariciones del Perú en cómics extranjeros que quizás no muchos conocían, y que a través de este espacio he decidido compartir con Uds. Como mencioné anteriormente, seguramente existen MUCHAS más, y serán motivo de una reseña igualmente.

A continuación, coloco las fuentes que me han permitido redactar este post:

- Issuu de la Revista Velaverde: Año 1, N° 11. 13 de mayo de 2013. Págs. 54-59.
- Blog La Nuez: Cable vs Sendero Luminoso.

domingo, octubre 16, 2011

Tintín es el antecesor de Indiana Jones


Ante el inminente estreno de su largamente acariciado proyecto «Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio», Spielgberg conversó con el diario digital ABC. sobre lo que representa para él esta película animada.

Aunque su apariencia (gorra de béisbol, gafas y zapatillas deportivas) es casi tan característica como el perfil que hizo inimitable la sombra de Hitchcock, una no advierte que se encuentra ante el «Rey Midas de Hollywood» hasta que no estrecha su mano. Es entonces cuando Steven Spielberg despliega el encanto que, con toda la sencillez que solo aporta la sabiduría, le ha llevado a hacer historia cinematográfica. Casi medio siglo después de su primera película, y con más de cien historias a sus espaldas, el padre de «Tiburón» regresa a la dirección con uno de los proyectos que han marcado su carrera: llevar Tintín a la gran pantalla, con la colaboración de Peter Jackson. El personaje creado por Hergé se le resistía a Spielberg desde hace treinta años, pero al fin «Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio» se estrenará en todo el mundo el 28 de octubre. Y lo hará como mandan los cánones: en 3D y con tecnología «motion capture».

—¿Por qué es tan especial para usted el personaje de Tintín?
—No conozco a ningún personaje tan bueno, íntegro y moralmente correcto. Me gusta porque siempre consigue su primicia. Lucha contra crímenes serios, se enfrenta a traficantes, pero todas sus historias despliegan un aura de inocencia y están envueltas de moralidad. Peter y yo no queríamos que esa inocencia se perdiera en la película. Lo curioso es que, pese a su perfección, pierde fácilmente los estribos y puede llegar a patear a su perro, golpear las paredes... Ahora que lo pienso, en realidad el personaje más puro y casi el héroe de la historia es Milú.

—¿Qué relación existe entre Tintín e Indiana Jones?
—Tengo que decir que Tintín no es el nuevo Indiana Jones. De algún modo es su antecesor, porque al releer las primeras críticas que tuvo «Indiana Jones» me doy cuenta de que lo comparaban mucho con el personaje creado por Hergé. Ahora, casi treinta años después, no puedo creer que tuviera frente a mis ojos esa conexión y no fuera consciente. Tintín encarna la imagen del superhéroe mucho antes de que este gozara de la popularidad que ahora tiene en el cine.

—¿Cómo afrontó trasladar a la gran pantalla las historietas de Hergé?
—Hergé siempre tenía una historia en mente, y su fin no era la mera distracción o el entretenimiento. Todo tenía un nudo y un desenlace. En definitiva, Hergé era un guionista que tenía un pincel en la mano que usaba como una cámara. Cuando leí sus libros por primera vez me dije: «Este hombre es un cineasta». Su obra fue tan innovadora que lo único que hicimos fue subirnos a sus grandes hombros. Fue un adelantado y nos hizo el trabajo mucho más fácil.

—¿Cuál fue la implicación de la familia de Hergé?
—Los administradores del legado de Hergé revisaron y aprobaron todo el guión. Nos hicieron muchas sugerencias, que fueron tremendamente útiles para mejorar la historia, pero nos dieron libertad a la hora de adaptar su universo a la gran pantalla. Esa libertad fue fundamental porque, en realidad, si lees las historias de Hergé te das cuenta de que no duran más de veinte minutos, y, de no haber tenido esa libertad, no habríamos podido contarlas en un largometraje.

—¿Qué pensaría Hergé de su película? ¿Se sentiría orgulloso?
—Sentiría que hemos hecho un buen trabajo, que fue justo lo que nosotros sentimos al terminar el rodaje. Hergé solo pudo dar vida a sus personajes a través de las historietas, pero estoy seguro de que soñó las aventuras de Tintín y Milú a todo color y en movimiento. Y sí, Hergé se sentiría muy orgulloso de nuestra película.

—¿No hubiera sido mejor un Tintín de carne y hueso?
—La animación me ha permitido ser mucho más que el director de la película. Pude ser iluminador, cámara, diseñador, fotógrafo... pude hacer yo mismo trabajos por los que suelo contratar a personas y eso me acercó, más que nunca en toda mi carrera, a lo más puro del ámbito cinematográfico. Pude estar mucho más cerca de los actores porque era invisible para las cámaras y podía intervenir directamente en las escenas. Es justo lo que sucede en un ensayo de teatro. Hacía muchísimos años que no tenía esta oportunidad y ha sido una experiencia maravillosa.

—Se ve que le gusta la animación.
—Fui el primero que hizo una escena de animación digital. La incluí en «El secreto de la pirámide», una película de los 80 sobre el joven Sherlock Holmes que poca gente sabe que es mía. También creé el primer protagonista animado en «Parque Jurásico». Gracias a las nuevas tecnologías, se puede hacer de todo y eso es una bendición... pero también una maldición.

—De todos sus personajes, ¿cuál sería su álter ego?
—Me veo reflejado en muchos personajes, aunque creo que mi álter ego sería Tintín. Sería el héroe que nadie se cree, porque a la hora de saltar el precipicio sería incapaz por mi terrible vértigo. Siempre quiero ser el héroe... hasta que me toca saltar.

—Está a punto de cumplir 65 años y los proyectos se le acumulan. ¿De dónde saca tantas energías?
—Me viene de familia. Mi madre tiene 91 años, mi padre 94, y están perfectos de salud. Regentan un restaurante, «La Vía Láctea», y mi madre se ocupa de todo. Eso me inspira profundamente. Si visitan Los Ángeles, vayan al restaurante, ¡no se lo pierdan!
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Vía: ABC