Kaze no Tani no Nausicaa (1984)

No me considero ecologista, pero procuro no contaminar mi entorno. Eso implica colocar la basura, dividirla en tipos de tratamientos y tratar de reusar todo lo que se pueda. Son pequeñas cosas que pueden hacer que el mundo sea un mejor lugar para que todos lo habitemos.

Pero a decir verdad, de todas las obras que ha hecho Hayao Miyazaki a lo largo de toda su carrera, Nausicaä nunca me había pasado firmemente por la mente. No sólo es una obra muy antigua, la verdad es que nunca ha tenido el impacto necesario para atraerme, tal como lo hice con Mononoke Hime en su momento.

Lo poco que la había visto siempre había pensado que le hacía falta el “condimiento” para que pudiera tragarme la píldora que Studio Ghibli me ofrece. Porque ese estudio hace las cosas “a su manera” y muchas veces no me ha parecido esa forma de hacer las cosas.

 

Sin embargo, lo que hace que Kaze no Tane no Nausicaä reciba mi atención en alguna reseña es porque es una “semilla”.

Veran, cuentan las leyendas que finales de los setenta, con el enorme éxito de Lupin III: The Castle of Cagliostrio, Animage (una de las famosas revista que evalúa las animaciones por año) se puso en contacto con el director para ofrecerle financiamiento para hacer una película. Pero todas las propuestas que presentó fueron rechazadas, así que la revista para no perder su talento le propuso hacer un manga.

Inspirado en la princesa Nausicaä de la Odisea, Nausicaä of the Valey of the Wind sale publicada a partir de 1982. Fue un éxito inmediato, por lo que le pidieron a Hayao que hiciera una película, con la condición de que el la dirigiera. Este trajo a su amigo Isao Takahata para que lo ayudara con la producción, pero como la editorial Tokuma Shouten no poseía sección de animación, ellos escogieron al estudio Top Craft para producir esta obra. (ahem, creo para este momento ya muchos saben por donde va la historia, para los demás, daré una explicación completa al final, Jiji!)

Luego de 18 meses de producción y sufrimiento, la película sale al cine japonés el 11 de marzo de 1984. Fue un rotundo éxito, uno que ninguno de los involucrados imaginaría.

Si para este momento todavía siguen preguntándose por las palabras expresadas al principio, deben saber que esta obra es importante en la historia del anime por dos razones de peso y una influencia. La primera (si han unido todos los nombres y cabos como se debe) es que la película fue el génesis de Studio Ghibli.

La película fue un éxito tanto en taquilla como con la crítica, le trajo gran reconocimiento a Hayao Miyazaki e Isao Takahata, que se transformó tanto en financiamiento como apoyo corporativo.

Pero Topcraft quedó en bancarrota a finales de 1985. Una cosa llevó a la otra, los compañeros llevaron su financiamiento a los restos de la compañía, la compraron y la renombraron Studio Ghibli. Como los animadores ya habían trabajado con ellos, estaban habituados a su forma de trabajar y a sus ideas, así que a partir de ese momento se comenzó a escribir la historia de las películas de animación japonesa, a partir de Castle in the Sky, lo cual culminaría con el Oscar de Spirited Away y la relación comercial con Disney, el primer final feliz (mmmm).

Parte de la animación de Hideaki Anno.

La segunda es el empuje que recibió uno de los animadores de este proyecto asignado para TopCraft. Este talentoso dibujante y artista fue quien diseñó la pelea del Dios de la Guerra que ocurre al final de la película (el arma biológica). Bueno, que tiene de especial el tipo ese que hizo esa animación.

Pues que es nada menos que Hideaki Anno, que saltaría a la fama una década después por Neon Genesis Evangelion. Uno de los exiliados de la compra de la compañía TopCraft, este talentoso pero controversial artista ha vuelto a Studio Ghibli, tiene una relación de amor y odio con sus patrones originales, siendo proclamado como el sucesor de Hayao Miyazaki por los medios, aunque la transición todavía no ha quedado oficialmente a nivel de compañía (Goro Miyazaki también está en esa disputa).

 

Vamos por la influencia. Nausicaä inundó el mercado con mangas, juegos y otros elementos de mercado. Para ese tiempo, Hironobu Sakaguchi era un joven que recibió a la musa con todos los brazos abiertos. En la actualidad él reconoce que su juego Final Fantasy fue influenciado por esta película, y los amados Chocobos se inspiran en los horseclaws de la película. Aunque este juego de RPG ha adquirido vida propia, siempre es bueno encontrar las raíces de donde vienen las cosas, porque en realidad nada se ha inventado, todo tiene un origen y una base. Nada sale espontáneamente del aire, pero la creatividad reside en contar la misma historia de diferente forma, una y otra vez. El que lo hace correctamente gana el reconocimiento del público. El que no con el tiempo queda en el olvido. Ese es el precio que debemos pagar todos los que estamos en el ámbito creativo. ¡Y eso va por todos! Por eso es que Nausicaä, desde todo punto de vista, la madre de Studio Ghibli.