[Reseña anime] ¡Te amo, bebé!

¿Cuando la realidad supera a la ficción?

El Japón que emergió después de la Segunda Guerra Mundial a partir de la Guerra de Corea fue uno de gran poder. Cuarenta años de un milagro tecnológico y económico propicio que el que otrora era un país derrumbado por un gigante en una guerra genocida se levantara de las cenizas y se convirtiera en el primer gran Tigre de Asia, cuyo rugido se hizo sentir durante todos estos años. Sin embargo, tal como suele suceder, las cosas buenas deben terminar. Cuando en 1989 el Banco de Japón aumento la tasa de interés, el sueño japones se derrumbo como un castillo de naipes. Miles de personas en ese momento comenzaron a ver como el país cambiaba, como las empresas tomaban a empleados temporales en lugar de hacer una inversión en empleados permanentes. Los que habían estudiado en colegios técnicos para ser colocados como fuerza laboral se encontraron flotando en un mar de desempleo o trabajo de medio tiempo, mientras la economía seguía su curso y molía a la gente como harina. Exacerbado por el hecho de que la tasa de natalicios en Japón ha decrecido significativamente, provoca que en las próximas décadas el futuro de este gigante se vea sombrío.


Porque esta reflexión para hablar de una serie shojo de vida situacional orientada al mercado adolescente femenino. Porque esta serie nació, se gestó y es reflejo de esta era que vivió (y vive) Japón. Aishiteruze Baby (Te quiero, bebé) es la segunda y quizá la obra que defina a Yoko Maki durante toda su carrera. Este manga de 7 volúmenes fue publicado por la revista Ribbon (una de las principales revistas Shojo de la corporación Shueisha). Tuvo suficiente popularidad (así como considero que fue económico conseguir sus derechos) para una adaptación a televisión. Hecha por el estudio TMS Entertainment, bajo la dirección de la Masaharu Okuwaki, la serie fue transmitida exclusivamente en Animax, para el gusto del público en especial las mujeres, a partir del 3 de abril del 2004. Tal como muchos hombres, tuve que contener el aliento. Porque resultaba evidente desde el principio que esta obra es una hecha para muchachas adolescentes.

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Fin! Spoilers!


Soledad, la eterna compañera del ser humano

Como muchas otras series antes de ella, Aishiteruze Baby termina truncada sin que concluya su historia en el manga. A pesar de esto, de que fue realmente lenta durante su desarrollo (tardó mucho tiempo en desenrollar la trama) y de los problemas de apreciación de la historia (los adolescentes reaccionan de forma muy exagerada a eventos que no ameritan ese tipo de reacciones), la historia bastante sentimental y bien estructurada trató temas de actualidad del mundo de ese entonces (y de ahora) sin perder de vista el humor y el tono ligero que debía predominar en la serie. Porque tanto con Mariko (la madre de Yuzu sufre tanto emocional como económicamente por la completa ausencia de su esposo, que muere “repentinamente”), Shota (la madre le recrimina al padre que no ha conseguido empleo por la crisis y golpea a su hijo debido a la tensión que esto le produce), Mikki (una adolescente que pierde el camino debido al acoso que sufre de sus compañeros y de un profesor que agrede a sus estudiantes) y Kokoro (que pasa por la transición de madres de la peor manera); la serie presenta muchos temas maduros desde una perspectiva menos seria y más para el público al que esta dirigido, shojo. El acoso, la discriminación, el suicidio, la agresión, los celos y la inseguridad que gobiernan a los adolescentes no se ven desde el punto de vista adulto (en la forma pedagógica) sino desde un punto de vista más inmaduro (son cosas que se resuelven y se dejan pasar). Aún así, las cicatrices quedan, como queda demostrado en Mikki, que vuelve a su antiguo color de cabello pero conserva algunas de sus características de rebelde.


Pero el aspecto que define la serie es la soledad y la forma en que los personajes interactúan con ella. Comenzando con Yuzu y Kokoro, las cuales han sufrido la perdida de ambos seres amados, comparten una sensación de soledad con una diferencia de diez años. A diferencia de Yuzu, Kokoro ha enfrentado sola la ausencia de su madre y la distancia de su padre, lo que se manifiesta en que come poco, siempre es fría y parece que no le importan las cosas. Por su parte la niña enfrenta la ausencia de su madre y no hace manifiesto lo que siente aunque sea serio, con posibles consecuencias a futuro. Shota y Mikki enfrentan la soledad desde otro punto de vista, al no poder expresar lo que sucede ante las demás personas (han sido agredidos). En un marco familiar estable (la familia Katakura), el espectador puede ver a la soledad y el abandono como lo que es, un demonio que atormenta al ser humano desde la eternidad. Dado que somos criaturas sociales, esta sensación nos debilita y nos hace sentir miserables. Expresado por medio del genio de su autora, Aishiteruze Baby es un grito en contra de la soledad, sea cual sea su origen, durante la etapa más difícil que puede existir para sentirse solo, la infancia y la adolescencia. Porque no se requiere un acontecimiento traumático para sentirse solo, basta una palabra mal dicha, un gesto mal mencionado o un simple malentendido. La soledad es un compañero nefasto que los humanos combatimos, pero sin ella no seríamos lo que somos. La forma en que la enfrentemos es lo que nos define a futuro, sea que queramos ser el centro de atención o vivir por nuestra cuenta. La forma de enfrentarla queda a discreción de cada uno.