EMMA (2001) Un romance victoriano.

Emma, un romance victoriano

Cómo hacer realidad un imposible

Cuando estaba en mis mediados 20 yo odiaba las telenovelas mexicanas con todo mi corazón. Después de todo, se necesita tener cierto nivel de retraso mental para creer las paupérrimas actuaciones de los artistas de segunda que trataban de dar vida a argumentos de tercera con gente de cuarta que los veía. El tiempo ha pasado, he aprendido que el presupuesto, el mercadeo y en gran parte el gusto del público no es el mismo que el mío. De esta forma, lo que yo considero soso y torpe puede conquistar a una mujer que de todo corazón desea creer en el argumento de esa novela. Porque en palabras de María Cristina Arrieta (una de mis primeras amigas), lo que vende una telenovela es un imposible. Todas las mujeres de barriada desearían que el príncipe acomodado las rescate de su situación económica. Aunque eso significa que ellos deben dejar de lado a su familia (muchas veces a su mujer actual) para estar con el verdadero amor que todo lo puede. No existe argumento más repetido que ese, porque todas (de verdad todas) las mujeres desean creer eso con todo su corazón. Eso es lo que la gran mayoría busca de un hombre, protección y seguridad ante un mundo incierto para poder garantizar el bienestar de los niños.

Todo esto comenzó en la Era Victoriana. Antes de esto, el matrimonio era una cuestión de conveniencia social. Una mujer y un hombre se casaban por convenio de sus padres. Durante esta era sin embargo cambió la forma de pensar de la sociedad. Ideas como “el amor puede superar cualquier barrera” comenzaron a permearse desde los estratos más altos de la sociedad hacia las clases bajas, conforme la Revolución Industrial comenzaba a exigir la literacidad de sus individuos. Esto dio paso a numerosas novelas de todo tipo, que asentaron esta falacia en la psique del individuo contemporáneo, la cual nos ha llegado hasta nuestros días.
Tal como muchos otros mangakas en Japón, Kaoru Mori era una más del montón. Una tonta chiquilla que cursaba secundaria, una anglófila incurable, poseía en cambio los recursos necesarios para auto-publicar sus historias de amor en el ámbito del manga japones. Lo único con lo que contaba ella era con una extraordinaria minuciosidad y una asombrosa bibliografía que le permitía tener una excelente base de sus obras. Sin embargo, algo hizo bien porque para el 2001 llamó la atención del editor de la Casa Editorial Enterbrain. Ellos le dieron la oportunidad y (a diferencia de muchos otros) obtuvo el éxito en su primera obra, Emma en el 2001. Por supuesto, una cosa llevó a la otra y en el 2005, con el apoyo de Studio Pierrot, la dirección de Tsuneo Kobayashi y la música de Kunihiko Ryo, la serie animada sale al mercado en abril de ese año. No fue sorpresa que fueran un éxito instantáneo, ¿pero por qué?

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¿En verdad el amor puede triunfar contra cualquier adversidad?

Esta serie, que yo había comenzado a buscar por mi cuenta durante la documentación de mis obras y que Victor Otaku me insistió que viera es de una calidad magistral. Para ser una animación de doce episodios, Studio Pierrot no escatimo en gastos. La escritora Mamiko Ikeda no escatimo en esfuerzo ni en detalles al adaptar la historia, haciendo incapie en respetar cada una de las minuciosas citas que la autora puso sobre la obra. El estudio de los trajes, la adaptación del ambiente, el estudio geográfico y sociológico del antiguo Londres así como el detalle con la colocación de productos y el comportamiento social son cosas que pasan desapercibidas salvo para un ojo detallista. No queda casi nada dejado al azar, lo que muestra el aprecio que la mangaka y la adaptadora tuvieron para esta pieza de arte.

Sin embargo, algunas cosas quedaron por fuera, más que todo por lo que parece una decisión común. El príncipe Hakim en el manga es una pieza más fundamental, porque intencionalmente iba a ser un pretendiente más de Emma, pero es tratado de forma despreciativa por ambas escritoras (como es hindú el puede permitirse expresar sus emociones más libremente). Debido a lo corto de la obra, muchos de los personajes menores de la trama quedan poco descritos, pero aún así la adaptación se toma su tiempo para marcar una distinción. Pero su mayor sin sabor (y tal vez su mejor acierto) es su realismo.

En esta obra, la mentira de que el amor puede conquistarlo todo se desbarata frente a los amantes; donde ella acepta su lugar en la sociedad y lo deja a él con el corazón roto en la vía del tren. Por esto habrá que esperar a la segunda parte, donde Emma asciende el escalón social levemente, para ver si el entuerto se resuelve de forma satisfactoria como el público de esta clase de historias lo desea. Pero viendo esta obra entiendo cada una de las palabras de mis antecesores, los cuales fueron campesinos humildes de Liberia venidos de Masaya en el siglo XIX. Esta es una obra de amor, que con justificada razón se ha transformado en un anime de culto, que continuará por generaciones por venir debido a la habilidad que la autora y sus adaptadores pusieron en la realización de esta obra.

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