en su pasado. Llega un momento en que el pasado comienza a alcanzarte y a
señalarte todo lo que has hecho, sean errores o aciertos. Cielos, es
increíble que hayan pasado viente años. Siendo un estudiante del Tec,
con un grupo de amigos con los cuales rotaba cada antro de juegos de la
perdición (mientras no estábamos discutiendo sobre series, literatura o
tratando de llegar temprano a casa para ver anime en los únicos canales
nacionales que se podían pagar); Edwin Vindas me llevó por el Teatro Nacional para ver el nuevo juego de la SNK.
Debido a la novedad había gente, pero no tanta como se llegaría a
formar en Galáctica ni en Mundo Tico en años posteriores. Por lo tanto,
ambos jugamos a nuestras anchas y le hallamos el gusto al juego, que
resultaba interesante y dificilillo. En ese momento no sabía que ese
juego cambiaría mi vida, más que todo por el éxito que tendría y las
repercusiones que sus constantes reencarnaciones tendrían en el corazón
de numerosos josefinos.
La Invasión de King Of Fighters.
Después de todo, eran muchos los cambios que se veían venir. Los gráficos disminuyeron en calidad con respecto a los restantes juegos aunque la jugabilidad era muy similar a los juegos que había sacado la compañía desde 1992 (Fatal Fury II, Art of Fighting, Samurai Showdown y Art of Fighting II). Pero el cambio más grande vino en la configuración de los jugadores. En lugar de escoger un personaje y pelear en su contra (y ganarle 2 de 3 encuentros), los jugadores deberían pelear con un equipo de tres personas. La única posibilidad del jugador era escoger el orden de combate de sus personajes y enfrentar con ellos a cada equipo hasta acabar con todos los rivales o perder a tus jugadores (terminando el combate).
Los personajes de Fatal Fury (Andy y Terry Bogard, con Joe Higashi para el Equipo Italia); Art of Fighting (Ryo y Takuma Sakazaki, con Robert Garcia para el Equipo México) conforman los equipos favoritos debido a que eran jugadores conocidos. Junto a ellos está el Equipo Korea (Kim Kaphwan junto con los criminales Chang Koehan y Choi Bounge); los Psycho Soldiers (derivados de un juego anterior de SNK, con Athena Asayima, Sie Kensou y su mentor Chen Gentsai de parte de China); el Equipo Brasil (con los Ikari Warriors Clark y Ralf, con su jefe Heidern) y el Equipo de Inglaterra (un colage de las mujeres luchadoras, con Mai Shiranui de Fatal Fury, así como Yuri Sakazaki y King de Art of Fighting).
Rugal Berstein, el épico jefe despiadado.
Pero por supuesto, no tendría sentido si la trama no tuviese a un jefe digno para el final. Lamentablemente para todos los jugadores, King of Fighters 94 traería al jefe más despiadado y difícil de todas las eras.
Rugal Bernstein, multimillonario y traficante de todo tipo, aburrido de su vida sin emociones decide armar este torneo para descubrir a los peleadores más poderosos para poder enfrentarlos y preservarlos para siempre en “carbonita” (cualquier relación con Star Wars es mera coincidencia). Por supuesto, quien ha luchado contra Rugal sabe que es un dolor ganarle (más cuando se quita la chaqueta). Pero en estos primeros King of Fighters derrotar a los jefes era tan divertido como los retos, así que el esfuerzo valía la pena (así como el gasto de fichas).
Todos pensaban que este sería el golpe definitivo para la Capcom, que sufriría por otro par de años más en esta modalidad para luego contraatacar.
Porque si Street Fighter II fue el inicio de los juegos de pelea, este juego hizo que la década de los 90’s se volviera muy interesante. Tanto que en el 2004 recibió un remake para consolas muy popular.
King Of Fighters 94 marcó a su generación.
Pero en mi caso, King of Fighters 94 fue un punto de inflexión en mi vida.
Este juego inicio una serie de juegos de los cuales fui un gran fanático (literalmente adicto). Parte de mi presupuesto de estudiante y buena parte de mi presupuesto de trabajo se iba en probar mis exiguas habilidades. Fue gracias a estos juegos que conocí a Jason, este me presentó a Javier André, a Nai, a Wilson, a Juan Carlos, a Pedro, locos con los que comencé a jugar Calabozos y Dragones. Gracias a ellos conocí a Carlos Porras, una amistad afín con la que lamentablemente he perdido el contacto.
Y sobre todo, King of Fighters 94 solidificó mi deseo de imaginar, afinó mi memoria y me metió el gusanillo por escribir de forma más intensa. Sin esa intervención, sin ese escape no estaría escribiendo ahora.
Aunque en estos últimos años me he percatado que muchos de mis compañeros de juego (adolescentes en esa época) han pagado el máximo precio. Porque en los negocios de juegos de video también acercaba a sus incautos visitantes a otros vicios. Y he visto como muchos conocidos se han quemado en el infierno de las drogas. Con esta reflexión celebro estos veinte años de este juego, al cual le debo mucho, pero también me ha quitado su buena cuota.
Si, imaginar que eso ya tiene su rato. Fue una lástima que SNK se estancará en dos dimensiones pero dejó una grata memoria. Gracias por comentar.
Está bonita la memoria. KOF es sin duda mi juego de pelea favorito, y en mi criterio, además de la jugabilidad, son sus personajes los que atrapan al que lo prueba. Yo lo conocí con la PS1 en la versión del 99 (por ahí del 2004), y me atrapó la afición por descubrir las habilidades y combos de cada personaje. También es cierto que en todo este tiempo han sacado versiones bien malas, pero mientras haya gente que le tengamos cariño a esos personajes, KOF es y será un referente obligado de los aficionados a las luchitas.