Starman: el Legado Olvidado por DC cómics.

Hay familias de superhéroes famosas y cuyos legados son conocidos: la bat-familia, la súper familia, la herencia de los velocistas escarlatas, o el legado del anillo esmeralda. Pero hay una familia poco conocida, que tiene un potencial enorme de escritura que como un tesoro perdido anda rondando por diversas ediciones de DC sin que nadie les reuna y les otorgue una estructura icónica. 
El patrimonio de la Vara Cósmica y el manto de Starman. Un nombre que ha sido llevado por diferentes héroes, tanto terrestes como alienígenas, con una tradición que se remonta a los primeros años de DC Comics.
Un nombre. Muchos héroes.
Sin embargo, uno de los más interesantes y que merece especial atención es Jack Knight, el séptimo Starman del cual hablaré a continuación.
Creado por el escritor Gardner Fox y el dibujante Jack Burnley, el Starman original, Ted Knight, apareció por primera vez en Adventure Comics Nº 61 (abril de 1941). Astrónomo de profesión, Knight inventó una «vara gravitatoria» (más tarde renombrada como «vara cósmica») que le permitía volar y manipular energías. Vistiendo un traje rojo y amarillo con casco, adoptó la identidad de Starman.
Al igual que muchos de los héroes de la Edad de Oro, Starman desapareció de las publicaciones en los años 1950. Como mencionaba antes, durante los años siguientes, varios personajes, con distintos tipos de relación respecto del original, llevaron el nombre de Starman.
No obstante, en los albores del comic Zero Hour Nº 1 (septiembre de 1994), el escritor James Robinson y el dibujante Tony Harris presentaron a Jack Knight, hijo menor del primer Starman. Este heredó el papel y misión de su padre reluctantemente, protagonizando desde 1994 y hasta 2001 una serie escrita por Robinson que fue aclamada por la crítica especializada.  
Durante el evento crossover D.C. 1994 Zero Hour, hubo una sola página presentando a los hijos del Golden Age Starman (Ted Knight). Ted es un hombre viejo, su edad acelerada por los dispositivos de la trama, le da a su hijo mayor David su vara cósmica, la fuente de su poder.

Después del crossover, DC tenía una nueva alineación de mensuales comenzando en el número 0, con Starman siendo uno de ellos. El problema comienza con David haciendo patrulla, resplandeciente en el clásico traje de Starman, y luego …
Worst First Day Ever…

Jack termina tomando el manto de Starman a regañadientes, principalmente para vengarse y hacerse justicia en contra del asesino de su hermano, uno de los archienemigos de su padre.
Entonces tienes al héroe reacio, que hace las cosas de una manera nueva, y que tiene dudas y defectos humanos. Este es un tropo bastante común en los cómics para no ser especial en sí mismo. Sin embargo, James Robinson (quien escribió la ejecución completa de 80 números) agregó otro elemento. Hizo que toda la serie se convirtiera en una historia de amor para todas las cosas. 
Starman se convirtió en un héroe reacio que buscó ayuda y ofreció ayuda a los héroes de la Edad de Oro que su padre conocía, los personajes extraños y menos conocidos como Swamp Thing y Solomon Grundy y The Shade. y las versiones clásicas de los modelos DC como Batman y Superman.
El personaje y las historias trataron todo de una manera muy compasiva y humana, dando un corazón a cada tropo de comedia imaginable. Tenía villanos redimidos (uno de sus amigos era un archienemigo de su padre ya retirado), luchas de superhéroes cross-overs, realidades alternas, viajes en el tiempo y aventuras espaciales, un viaje a dimensiones infernales / demoníacas, e incluso una historia navideña con el pobre hombre vestido de Papá Noel, y cada paso del camino parecía fresco y conmovedor (incluso si, fue pesado a veces).
Starman me mostró una faceta de lo que los comics superheroicos podrían ser, y profundizó mi amor por esta forma de arte y me hizo apreciar la historia de este personaje. Con el Starman que creó James Robinson visitamos una multitud de historias dentro del universo DC de una forma única que no podríamos ver a traves de personajes de primera línea como Superman. Los 80 números de Starman son un paseo por lo mejor del Universo DC. Pasado, presente y futuro. 
Jack Knight además hace un personaje sumamente entrañable, un coleccionista de cachivaches que encuentra estúpido usar un disfraz para ser un superhéroe. Simplemente hace lo que tiene que hacer, sin pose ni impostura. Simplemente dejándose llevar por la necesidad de implicarse en los problemas de los que tenemos al lado y nos importan. Además, no cualquiera le dice sus verdades a Batman.

En palabras del escritor:

“Empecé a buscar personajes que me parecía poseían un potencial no explotado dentro del DCU, y enseguida tuve la impresión de que el potencial de Starman nunca había sido explotado a fondo a pesar de que siempre ha habido un Starman dentro del Universo DC desde la década de los años cuarenta. 

Repasé las historias de la Edad de Oro de Jack Burnley, el creador de Starman, y me parecieron oscuras, misteriosas y llenas de sombras. Había una atmósfera general de cine negro o de terror que nunca ha vuelto a estar presente en el mito de Starman desde aquel entonces. 

Todo surgió de estos elementos: quería trabajar con la clase de personaje cuyas aventuras me gustaría leer, lo cual significa este tipo muy joven y despectivo, y mezclarlo con el Starman original de la Edad de Oro. 

Ese fue mi auténtico punto de partida. Si hubo un fallo en las encarnaciones anteriores de Starman, es que todas ellas eran un poco como islas. Ninguna interactuaba lo más mínimo con los demás Starman. No había ningún gancho que las anclase al universo DC, aparte del hecho de que compartían el nombre con Ted Knight. En este cómic habrá un sentido de linaje e historia. Cada persona, viva o muerta, que ha llevado el nombre de Starman, tendrá alguna resonancia y significado en este nuevo cómic”.

Así que les recomiendo este personaje tremendamente humano, una de esas historias que difícilmente veremos en una película animada (menos aún en Hollywood) pero que si sos un fan DCista definitivamente vas a adorar. Una historia de padres e hijos, de choque de generaciones de cambios de valores en la sociedad, pero que no se pierde en reflexiones filosóficas densas sino que expresa el temor y la esperanza del hombre común. Aunque no deja de tener sus fallos, por supuesto, es un relato autocontenido que con cada número va cimentàndose y mejorando para ganarse un puesto en el corazón del lector.
¿Veremos en un futuro relanzarse este personaje a nuevas glorias? Quien sabe, quizás el futuro guionista que lo consiga este leyendo estas líneas.