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Existe en este país gente mejor capacitada que yo para hablar de este tema (Esteban Aymerich es una de ellas); pero hace
tiempo tengo esta espina que no puedo sacármela de mi cuerpo.
¿Por qué, Jim Lee? ¿Por qué tuviste que vender tu división de comics a la DC? ¿POR QUÉ?
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Foto del 20 aniversario de la fundación de Image. De izquierda a derecha, arriba Whilce Portacio, Jim Lee y Erick Larsen; abajo Marc Silvestri, Jim Valentino, Todd McFarlane, Rob Liefield. |
Ahhh… Luego de esta pataleta, vamos a lo serio. Como ya he venido tratando todo este año, seis valientes exiliados dieron el paso fuera de la línea tradicional para hacer vida aparte de sus respectivas compañías.
Todd McFarlane,
Jim Valentino,
Marc Silvestri,
Erick Larsen,
Rob Liefield,
Whilce Portacio y
Jim Lee; todos ellos estaban insatisfechos con la forma en que se venían haciendo los negocios de cómics, y de que las editoriales no les dieran la oportunidad de trabajar ni conservar sus derechos sobre sus personajes. Por esta razón todos renunciaron en pleno en 1992 y se dedicaron a lo propio. Con la ayuda de Malibu Comics, ellos dieron inicio a la editorial
Image, bajo el formato de trabajo de subcontratación en el cual los autores podían conservar los derechos sobre sus obras y personajes.
Jim Lee formó su propio estudio Wildstorm Studios basada en esta premisa. De inmediato se convirtió en uno de los caballos de batalla más poderosos de la industria del comic americano. Con artistas provenientes de Marvel; títulos como Wild C.A.T.S. del mismo Jim Lee, Gen 13 de J. Scott Campbell y Backlash de Brett Booth este estudio parecía tener todo servido para desplazar a las tradicionales casas comerciales de comics y forjarse un futuro. Aunque el guión fallaba mucho, la ayuda de Brandon Choi lograba mantener encarrillado el proyecto. Todo fue felicidad durante esos primeros años. Pero vinieron los problemas.
El tradicional problema del talento gráfico son los tiempos de entregas. Esto se volvió evidente para el primer gran
crossover de este universo,
Fire From Heaven, uno de los episodios de compañía más ambicioso e impresionantes jamás observados en la
historia de cómics. A diferencia de otros proyectos (estamos hablando de la era de
Maximum Carnage), este evento marcó permanentemente a muchos de sus protagonistas y recordó mucho los tiempos en que trabajaba
Chris Claremont como guionista de
Marvel, tanto por la profundidad como la ambición del proyecto. Pero también marco el principio del fin de la empresa. Porque los retrasos de las entregas y los cambios del talento artístico por los retrasos (que se notan en muchas páginas) provoco el disgusto de fans y la reducción de las ventas.
Por esto (junto con la drástica baja en ventas en todo el sector del cómic), Jim Lee decidió que era hora de vender el negocio. Con muchas esperanzas, él entrego su proyecto a la DC, a la cual se integró como talento artístico ). Pero, tal como dice el dicho, nunca confíes en Ted Turner (era el dueño de Time Warner para el tiempo que se hizo la fusión). Desde entonces, la compañía dio tumbos por esta casa comercial hasta su extinción en el 2010 y la incorporación de varios de sus caracteres al universo DC (especificamente el reboot originado por The New 52 en el 2011).
A diferencia de Top Cow, que sigue viva en el mercado, la perdida de esta compañía será recordada siempre por personas como yo, que buscaban una alternativa diferente a la repetitiva y molesta reinvención de personajes de héroes tradicionales. Por eso pido un minuto de silencio por ella. Y aunque se que es en vano pedirlo, solicitar que jamás vuelva a suceder.