“Master Race”, ocho páginas que marcaron el comic por siempre.

“Nat, estoy haciendo algo muy, muy especial, algo que
nunca se ha hecho antes”.
Era un dia de marzo en 1954 cuando el artista de cómic Bernard Krigstein le dijo estas palabras a su esposa Natalie. Tras ponerse el abrigo y sombrero, cogió una cámara fotográfica y juntos fueron a la estación de metro de Queens Boulevard para tomar fotografías de referencias.  Años depués, Natalie Krigstein diría: “Cada vez que veo la primera viñeta de Master Race, me acuerdo de aquel día en el metro. ¡Esa era yo!”
Era conocido como Bernie Krigstein (22 marzo 1919 – 8 enero 1990), y su obra de arte por lo general aparece la firma B. Krigstein.,  fue un ilustrador estadounidense y artista de galeria que recibió elogios por su enfoque innovador e influyente al arte del cómic, en particular en la editorial EC Comics. A pesar de que era un artista consolidado dentro del gremio, tanto por trayectoria como por su calidad artística, aún no se sentía satisfecho, pues estaba decidido a demostrar que el cómic debia considerarse un arte mayor. Sin embargo, seguía frustrado en su propósito, por las limitaciones de espacio y técnicas que se estilaban en su época (especialmente al estar atrapado en la maquetación rígida de seis viñetas).
Por eso cuando recibió el guión de “Master Race” su ojo artístico y experiencia le llevaron a intuir el potencial de esa historia y por ello estaba tan emocionado al ir a buscar referencias fotográficas esa tarde con su esposa. Tenía solo seis páginas para dibujar, y estaba decidido a convertir esa limitación en una oportunidad.

Probablemente por primera vez, un cómic se atrevía a tocar el tema de los campos de la muerte de los nazis, Krigstein como combatiente de los últimos años de la Segunda Guerra Mundial conocía de cerca el tema. Por ello, reconoció el potencial de la historia, y luchó con su editor Albert Feldstein para lograr tener más espacio (inicialmente pidió la imposible cantidad de 12 páginas, y logró ganar 8 páginas). En la epoca solo un cómic de página central tenía 8 páginas, y “Master Race” no lo era.

“Recibí esa historia de seis páginas, la leí, y era simplemente la historia más explosiva con la que me había cruzado a
lo largo de mi trabajo en el medio… y persuadí a Feldstein y Gaines
para permitirme convertirla en una historia de ocho páginas. La corté en
pedazos, la remonté y la rediseñé para poder realizar mis ideas
referentes a desarrollar la fragmentación [breakdown] de la historia.
Estoy extremadamente orgulloso de ella; creo que es un esfuerzo muy serio… que es algo muy nuevo en cuanto a fragmentación se refiere.”

Su tenacidad tuvo un costo: la revista mensual donde estaria publicándose sería cancelada repentinamente (efecto de la cacería de brujas de Frederic Wertham contar el cómic). Toda la industria tuvo que transformarse con la aparición del “Código del Cómic”, y le tomaría un año para que “Master Race” tuviera su oportunidad.

Finalmente, se publicaria en las páginas de Impact #1, (Marzo-Abril de 1955, EC) uno de los cómics más importantes de la historia, en solo ocho páginas…
La preparación del Krigstein le permitió crear una obra que debe ser estudiada a capas, donde cada análisis nos hace una lectura distinta,con el enfrentamiento psicológico de dos antagonistas desde una narrativa fría y distante, rompiendo con todo lo establecido hasta el momento en el cómic. Cada viñeta posee una oscuridad latente, a veces demostrada desde el color, otras desde la composición, pero que de cualquier forma van creando la sensación de ansiedad creciente sobre lo que esta por acontecer.
n el número 6 del fanzine Squa Tront (1975), John Benson, David Kasakove y Art Spiegelman firmaban An examination of Master Race, un impresionante artículo en el que se analizaba página a página, viñeta a viñeta la historia de Krigstein. Y si no conocieras mucho del idioma ingles, te recomiendo leer la traduccion del articulo que hacen en el blog Entrecomics.

Bernie Krigstein, un autor de un talento extraordinario, un adelantado a su época. Un revolucionario del cómic, sin duda Krigstein es uno de los más grandes clásicos, lleno de talento, un estilo propio e intransferible. Revolucionó el lenguaje del cómic, y muchos de sus hallazgos siguen siendo innovadores hoy en día. Con su obra “Mensajes en una botella” alcanzaría la cumbre de su talento, pero es con “Master Race” que dejó una huella indeleble entre los maestros del noveno arte.
Bernie Krigsetin fue añadido de forma póstuma en el Salon de la fama Jack Kirby en 1992 y en el Salon de la fama del comic Will Eisner en 2005.