Makoto Shinkai, Voces distantes y una promesa

Era el final del 2002. Mientras Animania estaba dando sus últimos estertores al igual que la empresa en que trabajaba escuche un rumor, uno al que no podía dar crédito. Ya para ese momento, el juego de millones había comenzado con el lanzamiento de Gundam SEED y otras de robots de esa era. Naruto arrancó en octubre lo que sería una de las series más extensas y exitosas de la historia. Durante esos días en que el Internet era caro y no disponible para todos los gustos, escuche que un animador japones había consumido dos años de su vida, había renunciado a su prometedora carrera como animador y había sacado un cortometraje (un género de cine que está en deshuso) del tamaño de un episodio de una serie normal. Pero por los comentarios de mis amigos y colegas, la baje y la vi. La calidad artística de la obra me dejo boquiabierto, pero por razones fuera de mi control no pude verla por completo y tuve que dejarla de lado por otros encargos. Con el tiempo, abandone temporalmente mi afición. Ahora, al volver sobre el tiempo, contemplo con alegría y nostalgia esa película, Voces de una Estrella Distante. Porque su realizador, Makoto Shinkai, logró superar lo que parecía un imposible y plantarse con fuerza en el subconsciente de una generación de cineastas animados de Japón.

Makoto Shinkai (新海 誠 Shinkai Makoto), nacido Makoto Niitsu (新津 誠 Niitsu Makoto) nace el 9 de marzo de 1973 en la prefectura de Nagano. A diferencia de muchos de sus colegas, él estudio Literatura Japonesa en la Universidad de Chuo, con lo que quiso continuar con su sueño de contar historias. Al momento de graduarse, encontró empleo en una empresa de juegos (Falcom), donde se dedicó a hacer cortos de animación y diseño gráfico de web. Es aquí donde él conoce al que se transformaría en su mayor colega en el futuro, el músico Atsushi “Tenmon” Shirakawa, que se especializaba en los temas musicales para juegos de video. Con su ayuda el hizo su primer corto, Ella y su gato, un monologo de 5 minutos desde el punto de vista de un gato de su vida en un apartamento.

Luego, llegó la idea que lo expondría ante el público en general. Al imaginar a una joven en la cabina de una nave de combate con un celular en la mano, el joven decidió arriesgarlo todo en una movida atrevida. A partir del 2000 el trabajó en este proyecto, un cortometraje de veinte minutos donde combina robots, viajes en el espacio y una historia de amor. Por esta idea el abandono su empleo en Falcom y dedicó todo su tiempo a este trabajo durante los siguientes dos años. Desarrollado con bajo presupuesto (en una Power Mac G4), Voces de una Estrella Lejana (Voices of a Distant Star) se estrena como OVA en febrero del 2002, dos años después de su concepción. De inmediato fue aclamada por la crítica y el público en general, lo que le dio la oportunidad de exponerse al público en general y causar una fuerte impresión en el ámbito del anime en general.

Para 2004, con mucho más presupuesto y más reconocimiento, este autor nos ofrece una de las películas que se puede considerar como la vanguardia del cine animado de nuestro tiempo, El lugar prometido en nuestra juventud. Combinando la animación por computadora con la tradicional, la obra nos guía de una forma no lineal (pero firme y tenue) por un relato que combina el esoterismo onírico, amor y ciencia ficción, de una forma suave y creíble para el público. Para un momento en que la animación de 3D comenzaba su reinado indiscutible del otro lado del Pacífico, esta película fue aplaudida por la crítica y mereció varios reconocimientos como el premio Seiun Award en la rama de arte (que reconoce las películas de ciencia ficción) y el Premio de Plata en la rama de animación en el Festival de Fantasía de Canada.

Con dos filmes más a su haber (5 Centímetros por Segundo y Hoshi o Ou Kodomo), este director nos introduce a mundos paralelos y fuertemente enlazados a las realidades alternas, donde los actores no son ni los mayores ni los principales protagonistas. En su lugar; el ambiente, el tiempo y el espacio son quienes llevan el peso narrativo. Muchas veces los objetos de comunicación (la torre, el teléfono celular) son quienes llevan la pauta, por lo que la narrativa se da por escenas en lugar de relato (dado que a estos elementos no les importa la forma en que se cuenta el hilo de la historia). Al final de cada relato se produce el giro que cierra la historia, lo cual logra de forma magistral en la mayoría de los casos. Además, el autor se caracteriza por ser bastante bueno con el presupuesto (primeras obras se concluyeron con presupuestos y tecnologías modestas), logrando siempre una inobjetable calidad artística y definición en cada cuadro.

Con una colaboración musical excepcional, una gran imaginación y un férreo control sobre su ideal creativo (las adaptaciones al manga y a la novela son supervisadas por el mismo), Makoto Shinkai todavía tiene mucho que ofrecernos para el futuro. Esperemos que la musa visual siga guiando su camino, y que no se desvie por la tentación del dinero y otros vicios que caracterizan a la sociedad en que vive. Esto para que podamos seguir disfrutando de su enorme talento y habilidad.