Yo sé en quien confío.

Quiero contarles una experiencia que tuve ayer, ya ustedes opinarán lo que quieran de ello.

Por motivos personales estuve el martes en San José, y para terminar de hacer los trámites que necesitaba acabar, me quedé a dormir allí para continuar el miércoles y no hacer doble viaje desde Turrialba. Pues bien, perfecto, la mañana del miércoles me alisto y mientras desayunaba me comienza a arder el ojo izquierdo.

No le doy mucha pelota al asunto, hasta que me señalan lo mal que luce. Al examinarlo en el espejo, noto que hay indicios de inflamación, y el globo ocular tiene un tono amarillento con las venas resaltadas (podrán imaginar lo desagradable que lucía). Conseguí unos lentes oscuros y salí a la calle a terminar lo que tenía que hacer.

Un par de horas después, descubro con desagradable sorpresa, que me he quedado sin dinero. Al andar de un lado a otro, gasté más dinero del que debía, entre tanto trámite, timbre y fotocopia. Solo me quedaban unas cuantas monedas en el bolsillo, y no me alcanzaba ni para el pasaje de vuelta.

Afortunadamente como soy dibujante, siempre cargo conmigo material de trabajo (hojas, pluma, etc) y rápidamente me dirigí a la Plaza de la Cultura para ganarme algún dinero, realizando retratos de la gente que descansaba ahí. Este es un ejemplo de lo que hago.

Autoretrato 01 by ~Bimago on deviantART
(Sip, es un autoretrato)

Aunque no es fácil conseguir gente que en media calle esté interesada en un retrato, todo marchaba relativamente bien. Eso, hasta que el tremendo sol que hacía comenzó a afectar mi ojo izquierdo, el cual dolía terriblemente y tenía que mantenerlo cerrado.

El ardor se sentía como una punzada en mi cerebro que iba y venía, me daba un poco de mareo y mi ojo lacrimeaba constantemente. Me faltaba poco para reunir el dinero suficiente, pero el dolor y la falta de visión me lo impedía (imaginarán lo importante que es una buena vista para un dibujante).

Tuve que rendirme y descansar la vista, me dirigí entonces a terminar los trámites que faltaban. Al estar en la sombra, el ojo izquierdo dejo de doler tanto, pero lo tenía tan inchado que mi visión del lado izquierdo era nula. Me frustraba más el saber que me faltaba tan poco para tener dinero para el pasaje.

En mi desesperación, mientras caminaba oré al Señor en mi corazón, diciéndole “Santo Padre, conoces mi condición y sé que no soy digno de tu auxilio, pero clamo a tí por un milagro. Sana mi ojo para poder completar el pasaje y volver con mi familia hoy.

Sé que algunos están sonriendo al leer esto, unos con burla en sus labios. Pero pocos pasos había dado, cuando el dolor y la inflamación cedieron casi totalmente, apenas sentía como cuando uno tiene una basurita en el ojo.

Lleno de alegría murmuré “¡Gloria a ti Padre!” y caminé rápidamente de vuelta a la plaza, donde además el Señor me envió un grupo de muchachos que entusiamadamente me compraron todos un retrato, hasta los dibujos que tenía guardados en mi folder. No me quedó ni una hoja en blanco para dibujar, y el dinero me sobró hasta para comer tranquilamente.

Quise compartir este testimonio para darle las gracias a mi Padre que esta en los cielos, ojalá te sirva en tu vida también. No soy un enajenado religioso, soy un hijo de Dios que solo busca seguir sus pasos sin necesidad de intermediarios. Por eso no hay lógica ni argumentos que puedan convencerme de lo que yo vivo.

Espero que les halla gustado, y no es necesario que comenten. ¡Nos leémos!

  • Gracias Cucho, lo tendré en cuenta en la próxima. No se ofenda, pero espero no tener que llamarlo, ja ja ja.

  • Edward Cortés García dice:

    Ok. Mira el relato esta interesante, pero para que el milagro te salga más facil, siempre podes contar con un compa, 22607683 de Cucho Games y te tendemos la mano.
    Y no digas no falta que comenten, si la vida de un blog son los comentarios