[Cuento] Detective Joel

Era un domingo común, como todos los
domingos mamá fue de compras pero en este día algo fuera de lo común
pasó, mamá trajo una bolsa de caramelos para toda la familia.
Mamá
guardo las compras prometiéndonos un caramelo al terminar de cenar,
cerca de las tres de la tarde cuando mamá había terminado de acomodar
con la ayuda de mi hermano menor Matías, de nuevo nos reunimos todos
para ver la final del campeonato  un partido entre Alajuela y Heredia,
que mantenía a la familia dividida en dos bandos, si bien es cierto no
soy partidario del futbol es divertido pasar tiempo en familia entre
risas y enojos tontos.
Termino
el partido con un resultado favorable para los liguistas y papá festejó
con todas las de la ley saliendo con sus amigos, mientras mamá y mi
hermana mayor Andrea fueron a preparar la comida, yo me fui a leer y mi
hermano se quedó jugando video juegos.
Al
cabo de una hora más o menos mamá nos llamó a todos para cenar, esa
noche preparo un sabroso banquete. Mamá preparo una ensalada con un
aderezo avinagrado y un filete de pescado. A la mitad de la cena mi
hermano accidentalmente se derramo encima el aderezo quedando
completamente lleno de el sin embargo no se cambió.
Al
terminar la cena mamá abrió la alacena y busco los caramelos, pero no
estaban desarmo completamente la alacena que había tardado horas en
ordenar y no encontró ni rastro de ellos, todos fuimos a la cama esa
noche decepcionados y confundidos.
A
la mañana siguiente al despertar corrí hacia la ducha para ganarle a mi
hermano, aunque él siempre está bañándose cuando llego pero en esta
ocasión fui yo el primero en entrar y lo más extraño fue que al salir de
ella aún no había llegado.
Cuando
estaba completamente listo para bajar, choque con él quien aun
dormitando se disculpó y se fue dando tumbos por las paredes hasta
llegar al baño, comportamiento extraño en mi hermano ya que nunca se
había desvelado en 8 años de vida. Baje las escaleras y los espere abajo
con su mochila lista debíamos de ir a la escuela mi hermana ya se había
adelantado.
Matías tardo cerca de 30
minutos en bajar para ese entonces ya faltaba poco para que la microbús
pasara por nosotros. Sin embargo él se devolvió a su habitación
corriendo y bajo con un recipiente que introdujo rápidamente en su bulto
iba a preguntarle que llevaba pero mi vos fue interrumpida por un
claxon en la calle.
Llegados
al colegio vimos a mi hermana desvanecerse en el portón que separaba la
primaria de la secundaria, yo me dirigí a mi grupo la 4-2 y  mi hermano
a la suya la 2-3 al cabo de una horas largas y aburridas llegue a la
conclusión de buscar a mi hermana y preguntarle si sabía algo de los
caramelos al fin ella estuvo con mamá preparando la cena así que en el
recreo me dirigí a su salón fue difícil escapar de los profesores que
nos vigilan para no pasarnos, sin embargo lo logre y llegue hasta el
pabellón de décimos llegue a su salón tratando de pasar lo más
desapercibido posible pero al llegar me encontré con el salón vacío y
dentro de él solo dos sombras que reconocí por su voz Sofí y Yuli viejas
amigas de mi hermana se conocían desde antes de que yo naciera y
crecieron juntas como hermanas me acerque un poco para escuchar la
conversación Sofí dijo
 –¿Quieres uno?
-Sí creo que es obvio.
– Toma pero salgamos a fuera aún es temprano como para quedarnos aquí.
Ambas
salieron del salón sin notar mi presencia, logre escabullirme hasta
donde estaban y encontré un envoltorio de caramelo logre alcanzarlo y
recogerlo pero lo guarde de inmediato para emprender mi salida antes de
ser descubierto, corrí y corrí y cuando al fin logre cruzar el portón
encontré un lápiz con una marca que me parecía muy familiar lo guarde y
regrese a mi salón.
Saque
mi libreta de investigaciones y apunte las pistas y posibles
sospechosos que tenía hasta el momento, sin embargo no pude llegar a
ninguna conjetura tomando en cuenta que no sabía de donde provenía el
caramelo y la única forma de comprobar si era de los nuestros era con el
número de lote sin embargo sin caramelo alguno con cual compararlo
podría ser cualquiera de los que se compran en la pulpería decepcionado
preste atención a la clase el resto de la mañana.
A
eso de las 3 de la tarde llegamos a casa fui el último en bajar debido a
que iba distraído, así que cuando entre a casa mi hermana y mi hermano
habían llegado a la sala escuché que discutían mi hermana fúrica dijo:
– Cómo se te ocurrió declarártele a Sofí apenas y eres un niño.
-Pero para el amor no hay edades además aceptó mis regalos.
-Lógico
ella prácticamente se crió con nosotros, te ve como a un hermanito
menor, pero al leer la carta que le escribiste se molestó mucho y dijo
que hoy vendría a hablar contigo.
-¡No Andrea dile que no venga! (gimió asustado)
-Lo hecho hecho está.
Enseguida
la escena se vio interrumpida por mamá que entro en la sala comiendo un
dulce, lo deduje por las marcas de su boca el brillo pegajoso que solo
un caramelo deja, ¿podría haber sido mamá la que robo los caramelos? Me
vi interrumpido de mis pensamientos por mi hermana que me golpeo la
espalda, refunfuñando.
-Joel me estorbas vamos a cambiarnos que vengo muerta de hambre.
-Lo siento Andrea.
-Dale apúrate de una vez y tú también Matías movete
.
Matías
corrió subiendo las escaleras mientras yo intentaba no caer de los
empujones que ambos me daban, al final fui el último en subir pero esto
me permitió recolectar otra pista.
Ahí
en la puerta de la habitación de mis padres atascado entre la alfombra
encontré otro empaque de caramelo lo que avivo más mis sospechas contra
mamá aunque no me parecía lógico mamá nunca ha sido egoísta con ninguno
de nosotros, que la llevaría a hacerlo lo que me llevo a pensar cual
otra persona además de mamá tiene libre acceso a la alacena y a la
habitación.
¡Papá!,
me respondí a mí mismo, claro él es una opción más viable todos sabemos
que desde que dejo de fumar opto por comer caramelos cada vez que se
siente tenso o estresado o simplemente le viene a la mente el deseo de
fumar sale a comprar un caramelo, y para nadie en la familia es secreto
que desde que se anunció el concurso para ascender a alguien en su
trabajo ha estado bajo mucha presión.
Caída
ya la tarde papá llego a casa agotado del trabajo se sentó a la mesa
dejando su portafolio en el sofá, baje silenciosamente las gradas para
revisar el portafolio, busque y busque pero no encontré nada ni una
pista de caramelos ni siquiera un empaque vacío, por lo que decidí
acercarme a la sala.
Papá
comía rápidamente como normalmente lo hacía, hasta que mamá entro en
escena y lo interrumpió diciéndole  –Toma amor, encontré esto en tu
mesita de noche, y de mi lado había otro también.
Papá un poco sorprendido respondió – ¡un caramelo!
-¿Quién lo pondría ahí? creo que debemos hablar con nuestros hijos.
-Cuando termine de comer lo haremos.
-Mejor a la noche Sofí vendrá en un rato.
Deje
de prestar atención a la conversación al final esta me dejo con una
única sospechosa mi hermana, quien en ese momento estaba saliendo a
recoger a Sofí, momento que aproveche para entrar en su cuarto a
investigar busque milímetro por milímetro pero no encontré nada me
concentre tanto que el tiempo pasó desapercibido, para mí solo un
instante había pasado pero unos pasos alertaron la llegada de mi hermana
dándome el tiempo justo para esconderme en su closet.
Entra mi hermana.
–Ya hable con él Sofí.
-Igual quiero explicarle las cosas yo misma.
– ¿Qué le dirás?
– Que es como mi hermano menor que lo siento si ha entendido mal mi amor.
¿Quieres un caramelo?
– Claro Sofí, de hecho olvide contarte lo que nos pasó ayer…
Mi
hermana se vio interrumpida cuando mamá las llamo a ambas para que
bajaran, mi hermana dejo la envoltura del caramelo sobre la cama y Sofí
al salir cerró la puerta. ¡Uff que suerte! exclame al salir.
Tome
rápidamente la envoltura y me dirigí a mi habitación, ya en mi
habitación compare las tres envolturas que reuní en el transcurso del
día y me topé con que las tres eran del mismo lote es decir del mismo
empaque por lo tanto era muy difícil que por casualidades las envolturas
salieran de lugares diferentes, además note un aroma familiar en ellas y
no era el típico olor dulce de los caramelos más bien un aroma algo
amargo, con una idea sencilla en la cabeza baje las gradas en busca de
la ropa de mi hermano si tenía razón habría encontrado al culpable,
llegue al cuarto de pilas y revolqué la ropa sucia encontré la camiseta
de mi hermano y en ella la mancha que fue la pista que me llevo al final
del caso con ambas pistas en mano me encamine a la sala. Ahí encontré a
papá interrogando a mi hermana 
–Andrea quiero que seas muy sincera tu tomaste o sabes quién tomo los caramelos.
-¡No papá como crees!
– Te vimos comiendo uno hace poco.
– Sofí me lo regalo si quieres le preguntas.
– Y tú Matías que sabes de los caramelos.
-Papá no es justo, Joel no está aquí él también podría ser.
– No es eso lo que te pregunte además yo decido como interrogarlos a cada uno, ahora responde…
Interrumpí a papá.
-Papá no es necesario acá tengo las pruebas del  verdadero culpable y necesito que llames a Sofí para que entre a la sala.
-Sofí pasa por favor. Ahora si explícanos cómo es eso de que tienes pruebas del culpable.
-Si papá empecemos por plantearnos qué tal si los caramelos nunca llegaron a la alacena.
Mamá dijo – Imposible yo se los mostré a todos.
-Si mamá pero, ¿Tú los guardaste?
– Ahora que lo dices no lo tengo muy presente

Volviendo al hilo de la historia recolecte estos empaques en tres
diferentes lugares a tres horas diferentes del día sin embargo noten que
todos comparten dos cosas en común el número de lote y el aroma
avinagrado, ahora mamá y papá podrían regalarme los empaques de sus
caramelos.
Hice una pausa mientras los comparaba.
-Como
pueden ver estos también comparten el aroma y el número de lote ahora
bien dos de estos empaques pertenecen a Sofí. Y como es imposible que
ella les dejara uno a ustedes en su habitación porque siempre está bajo
llave nos deja claro que alguien de la familia se los proporciono y ese
fue mi hermano Matías, preguntaran como descarte a mi hermana Andrea
sencillo el aroma que ustedes sienten en los empaques ¿no se les hace
muy familiar? Y es porque ese es el mismo aroma que tiene el aderezo que
cenamos anoche aderezo que Matías derramo en su camisa ayer por la
noche.
Hice otra pausa para mostrarles la camiseta aún hedionda a vinagre.
-Matías
nunca guardo los caramelos los escondió en su ropa por esa razón no se
cambió hasta el final de la cena, y si se preguntan cómo llegaron a sus
dormitorios sencillo el sintiéndose molesto por lo que hizo espero hasta
la madrugada para dejarles un caramelo a cada uno de ustedes, eso
explica el por qué hoy se levantó tarde y con tanto sueño.
Andrea me interrumpió.
-¿Pero como llegaron a manos de Sofí?
-Sencillo
hoy por la mañana fui a buscarte pero solo encontré a Sofí y a Yuli que
compartían caramelos en un principio sospeche de ti pero fue imposible
relacionarte. Para cuando regrese al área de primaria encontré un lápiz
con una marca muy familiar me costó identificarla por las marcas de
dientes en él pero al cabo de analizarlo un rato vi que era un lápiz de
Matías logre identificar la marca que papá les hace a nuestros útiles
para que no los perdamos.
Ahora bien ¿estoy en lo correcto Sofí? Matías cruzo el portón en la mañana para llevarte los caramelos.
Sofí respondió.
-Es
cierto pero yo no sabía nada de esto ni tampoco el contenido de la
carta de haberlo sabido les habría dicho, Andrea no me dejara mentir.
Papá la interrumpió.
-Tranquila
tú no estás en tela de dudas. Ahora bien Matías te preguntare de nuevo y
espero que seas sincero ¿tú tomaste los caramelos?
-No papá lo juro además no tienen como demostrarlo.
Interrumpí de nuevo.
-Si tengo como saca las manos de tus bolsas.
Él mostró sus manos.
-Notas
como están cubiertas de dulce al llegar aquí note que traías algo en
tus bolsas, y cuando empecé a exponer el caso note que metiste ambas
manos en los pantalones sé que acostumbras hacer eso para ocultar el
sudor de tus manos pero teniendo caramelos dentro de ellos creo que  fue
un gran error, además hace poco mientras le respondías a papá sé que
notaste como se te pegaban las manos a la tela por eso no las
descubriste para hablar con él.
¡Suficiente! Grito papá.
-Matías estás castigado un mes sin televisión y sin videojuegos. Uno no roba y mucho menos a su propia familia.
Matías
pasó su mes castigado y regreso a la escuela algo resentido conmigo,
parecía ser el final de mis aventuras como detective, pero por el
contrario esta primer aventura solo fue un inicio.