Yo, Gilgamesh, el inmortal

Al arrancar la década de los 70, en plena Edad de Bronce en la historia mundial del noveno arte, en Argentina comenzaba su Edad de Plata. Este país suramericano, reconocido por poseer una de las tradiciones del comic más importantes a nivel mundial y la más importante a nivel latinoamericano, vivió una etapa de decaimiento por diversos factores como la importación de cómics mexicanos y la aparición de la televisión.  No obstante, esa década legó a la humanidad importantes obras de una calidad épica, como esta obra de ciencia ficción de la cual hablaré: Gilgamesh, el Inmortal.
Sumeria fue la primer gran civilización actualmente registrada por la humanidad, y su influencia cultural se extendió por siglos a las diferentes culturas de su época, por ejemplo, siendo la fuente principal de donde los antiguos escritores hebreos tomaron sus ideas sobre la creación del mundo, entre otros mitos. 
Basado precisamente en uno de estos mitos sumerios, el cómic rescata la figura del rey Gilgamesh desde su existencia mortal y su encuentro con un extraterreste, quien le otorga la inmortalidad total a cambio del auxilio del sumerio tras sufrir un accidente en nuestro mundo, a través de los milenios durante el apogeo y la extinción de la civilización humana y su viaje entre las estrellas en busca de un nuevo comienzo para la humanidad.
Gilgamesh no solo es inmortal: es indestructible. Ni siquiera  estar presente en el centro de una explosión atómica puede hacerle daño. Su cuerpo se detiene en la apariencia de un adulto de cuarenta años de edad, que fue aproximadamente cuando obtuvo la inmortalidad. 
Durante los primeros milenios de su existencia lo único que busca es viajar a Marte para encontrar al alien que lo volvió inmortal y pedirle la muerte, harto de la existencia humana. Sin embargo, tras el final de la civilización humana tras una hecatombe nuclear, su nueva misión en la vida es abandonar el planeta con los últimos sobrevivientes de la humanidad para darles un nuevo hogar. El esfuerzo es inmenso, imposible para cualquier hombre ordinario el aprender todos los conocimientos para comprender y operar por sí mismo la tecnología espacial de nuestra época.
Pero Gilgamesh el sumerio no es un hombre ordinario y lo que para otros sería un esfuerzo titánico, para el simplemente es cuestión de tiempo.
La búsqueda de Gilgamesh, en última instancia, es la búsqueda que hacemos todos los humanos, el hallarle sentido a la existencia.
Gilgamesh esta cansado, pues ya ha alcanzado el máximo de conocimiento posible en su mundo. Ha sido conquistador y explorador, ha conocido a los más importantes personajes de nuestra historia, y ahora solo desea descansar. Durante su existencia, el héroe ha reflexionado sobre lo absurdo de la
existencia humana, repleta de guerra y muerte, y al mismo tiempo debe
lidiar con el rechazo que recibe de parte de los mortales, a los que
aterra por su naturaleza. No obstante, lo que al principio era la búsqueda de la muerte, se convierte en una nueva razón para vivir, pues ahora debe ser el líder y maestro de la nueva raza humana.
En su viaje contará con el auxilio de una avanzada inteligencia artificial llamada M.A.D.O y solo con su perseverancia y  valor podrá soportar los desafíos del universo insondable. Conocerá a otras especies alienígenas y hasta a su duplicado en el universo de antimateria, antes de obtener un nuevo hogar en un planeta de las estrellas Pléyades, por mandato de uno de los gobernadores de la galaxia.
La intervención de uno de los Señores Galácticos le brinda a Gilgamesh y la humanidad una oportunidad de probar su valía.
Así comenzará otra vez la aventura de la humanidad de vuelta a la prehistoria, con Gilgamesh como único conocedor de los orígenes de la misma y con el conocimiento de la era atómica en su mente. Y aunque trata al principio de ser un pastor y guía para la humanidad, en poco tiempo debe reconocer que contrarestar la tendencia humana hacia la autodestrucción es una tarea que supera incluso a un inmortal. Por fortuna, los Señores Galáticos tienen fe en la raza humana y disponen de los medios para darles tiempo y que demuestren así su verdadero potencial, con la condición de que Gilgamesh vuelva al anonimato y renuncie al papel protagónico que ejercía en la evolución de la especie.

Tras miles y miles de años, la humanidad de nuevo avanzará lo suficiente para volver a embarcarse en la exploración espacial y así Gilgamesh volverá a pisar la superficie del viejo planeta Tierra. Pero esto será solamente el inicio de otra etapa en la historia de este personaje que encarna el deseo de supervivencia del humano y su curiosidad insaciable, mientras atestigua el levantamiento y caída de los herederos del planeta Tierra.

Durante sus viajes Gilgamesh experimenta diversas epifanías sobre la condición humana.

Concebido por Lucho Olivera en 1969 como una historia autoconclusiva, Gilgamesh el inmortal fue serializado a petición de los lectores de la publicación D’artagnan durante varios años con guiones de Sergio Mulko entre 1969 y 1975, y luego reescrita en la década de los 80 por varios guionistas, contando a a Robin Wood (capítulos 1 al 66), luego por Ricardo Ferrari (capítulos 67 al 138), y finalmente por Alfredo Julio Grassi.

A través de la epopeya de este mítico ser el cómic cuestiona la locura humana de su lucha por la hegemonía mundial y nos estremece con su su visión
oscura de la humanidad como especie autodestructiva (muy acorde con el pesimismo general del cómic mundial en la Edad de Bronce), sin embargo, también siembra la esperanza en las pocas personas que a veces sin saberlo, llevan a cabo tareas inimaginablemente
trascendentales, y que esos pocos seres son suficientes para reivindicar
por completo a nuestra especie.

Aunque los argumentos filosóficos de esta obra están arraigados en la visión de quienes vivieron en la década de los años 70, no por ello dejan de ser ideas vigentes en  la segunda década del siglo XXI, así como la perenne fascinación de la humanidad por el tema de la inmortalidad, como se analizó en el artículo “Mnemsyne, la memoria de toda una vida“.  Les dejo entonces, con la invitación a buscar esta magnífica obra del noveno arte en latinoamérica. ¡Nos leémos!

  • Hola! Mi padre me habló de este cómic, sabes si se puede comprar o descargar en algún lado? Lo busqué un poco, sin éxito.
    Saludos.