Death Note, una sobrenatural historia de detectives

He oído hablar de Death Note desde más o menos el 2007. En ese tiempo tenía una relación de amistad con Jackeline Rodriguez, una colega programadora con la cual pase buenos y divertidos tiempos. Ella fue la que me recomendó alquilar la serie para echarle una mirada. Pero por razones personales no tuve o no aproveche las oportunidades que tuve de verla. Ese tal vez fue un gran error, pero he podido corregirlo en el tiempo. Porque realmente me perdí por muchos años de una impresionante puesta en escena.

Tal como muchas obras del anime moderno, Death Note nace del manga. En la forma de una publicación mensual que se extendió del 2003 al 2006 en Weekend Shonen Jump; esta obra nace del talento del escritor  Tsugumi Ohba (aunque la mayoría sospecha que es un seudónimo  y el dibujante Takeshi Obata. A diferencia de muchas populares series de la actualidad, su anime fue comisionado a la conclusión de la obra en papel, lo que se transformó en una serie de 37 episodios, 2 OVA y tres películas en vivo. Esta decisión, basada probablemente en que el manga no poseía la abrumadora popularidad de Naruto o Bleach (que por cierto son de la misma casa) disculpo a la serie de los malvados fillers, de los cuales solo pude contar uno. ¿Pero en qué consiste Death Note?

Light Yagami es un estudiante promedio cursando sus últimos años de colegio. Un día, el descubre un extraño libro, el Death Note, un cuaderno tirado al mundo humano por Shinigami que responde al nombre de Ryuk. Este cuaderno le otorga el poder a su usuario de matar a la persona cuyo nombre sea escrito en sus páginas si logra reconocer o recordar su rostro. La totalidad de la serie se concentra en las aventuras de Light Yagami, mientras el muchacho intenta crear un mundo libre de crimen (por ende de criminales) y de paso trata de ganar su inmortalidad en la memoria colectiva de la humanidad, algo con lo que todo varón se siente identificado (esa es la traducción técnica de la expresión ‘convertirse en Dios de este mundo’). También cabe notar que a pesar de ser una criatura de la mitología japonesa, Ryuk es un adicto sin remedio a las manzanas (referencia indirecta a la tentación de Adán en la mitología cristiana).

 

¿Que es lo que hace esta serie tan popular, a  más de cinco años de su emisión? La pregunta se responde con otra pregunta. ¿Qué harías si tuvieras el poder de matar a cualquier persona? En la mejor tradición de Sir Arthur Conan Doyle, de fama por Sherlock Holmes; a Light Yagami se le ofrece una herramienta para volverse inmortal en la memoria del mundo. Pero sus defectos (su desmedido orgullo, su actitud de mal perdedor y su soberbia) conspiran contra su inteligencia y su asombrosa capacidad deductiva.Al ver la serie debemos enfrentar el hecho de que su protagonista, como el Profesor Moriarty; esta obsesionado y cegado por la soberbia de su propio genio. Al analizar las acciones del protagonista, debemos admitir que él es el mayor de los criminales, un asesino en serie que mata criminales no para forjar un mundo mejor, sino para rediseñarlo a su imagen y semejanza.

Por esta razón es que también asesina oficiales de la ley, gente honrada y trabajadora, destruye familias (especialmente la suya) y clava el dolor de la perdida en el corazón de los otros sin ningún trazo de piedad. Queda claro que en su esfuerzo por quedar libre de sospecha y culpa provoca que falle miserablemente en su objetivo inicial (librar al mundo de TODO el crimen), pero aún así su orgullo no le permite admitir este error.

Pero qué sería una serie de policías sin un detective de la misma o superior capacidad que el protagonista. Encarnado por L, un desgarbado y extraño sujeto que hace la vida imposible de Light y a su alterego Kira (bautizado de esta forma por el público para reducir la palabra killer) durante la primera temporada. Considerado el mejor detective del mundo, sus excentricidades esconden una capacidad de deducción fuera de toda duda. Él es el primero que acorrala al protagonista, todo por culpa de una mujer (Misa Amane) y se requiere de la gran capacidad intelectual de Light para escapar de sus garras, inculpar a otros de sus delitos y ganar la partida en su contra.

 

Cuando parecía que la serie entraría en un pantano, dos nuevos personajes le agregan un sabor diferente a la serie. Los sucesores de L, Near y Mello, se disputan el privilegio de desenmascarar y capturar a Kira. Tal como el agua y el aceite, ambos toman diferentes rutas para desenmascarar al escurridizo asesino; pero tal como lo admite Near al final, se requiere de la coordinación de los dos para desenmascararlo (ambos cooperan a través de subalternos y se protegen entre sí aunque se desprecian). Como en la tradición de toda novela detectivesca, el transgresor PAGA por sus actos. Light al final es desenmascarado frente a sus aliados y rivales en un arrebato de soberbia, y el precio de su derrota es su vida, su castigo es la eternidad en la NADA, el precio que debe pagar todo usuario de un Death Note.

 

Aunque la serie tiene un fuerte estilo sobrenatural, Death Note sobresale por el trabajo que se toma el guionista para guiar al espectador durante toda la serie. Con pequeñas pistas dejadas a propósito para la mirada atenta del lector o espectador, uno puede armar la siguiente reacción de cada uno de los protagonistas. En la mejor tradición de Sherlock Holmes y James Moriarty; Light Yagami debe esforzarse por no ser descubierto por ninguno de los equipos que lo persigue para detenerlo. Aunque el uso del cuaderno lo ha vuelto amoral, soberbio, manipulador y descarado; el público que lo observa desea en el fondo que el joven escape, por el mismo deseo inherente de las personas de poseer la herramienta para decidir sobre la vida y al muerte de quien lo rodea. Por más duro que suene, al final la justicia se impone por encima de la impunidad, como es la tradición del género detectivesco.

 

Una de las grandes lecciones de Death Note es una constante básica de la vida dentro de una sociedad como la que vivimos. Para que esta funcione correctamente, NADIE ESTA POR ENCIMA DE LA LEY. No es labor de un individuo en particular decidir sobre la vida y la muerte de un criminal, es decisión de la gente encargada y elegida por nosotros para hacerlo. En el momento en que este principio se rompe, el estado que lo permite pierde la capacidad de aplicar la fuerza sobre su territorio. Un político jamás admitirá esto abiertamente, por lo tanto haría todo a su disposición para que ese punto quede claro a toda su población (como lo hizo el Presidente de los Estados Unidos al crear la SPK). El final de la serie es más que apropiado, restaurando el orden que por más de siete años rompió este joven y su cuaderno maldito.

Esta magnifica puesta en escena crispa los nervios del espectador hasta el último momento. Por esta razón no hagan lo que yo hice. Búsquenla y véanla. Porque es lo más cercano de lo que un otaku estará del género policial. Sólo recuerden antes de glorificar a algún bando, lo que Ryuk advirtió a Light sobre el cuaderno maldito. Este jamás trae alegrías a sus portadores, la serie es un claro y vivo ejemplo de esta verdad. Una vida honrada y respetuosa al amparo de la ley es la mejor recompensa moral que uno puede recibir, y quienes lo han negado nos han arruinado hasta el nivel en que nos encontramos ahora.