Final Fantasy VII, el juego que popularizó al Playstation

No se si les ha pasado alguna vez en sus vidas. Corrían los maravillosos años finales de los noventa. Como todo joven universitario, novato y deseoso de nuevas experiencias, recorro los pasadizos de los sitios tradicionales de Video Juegos del San José Centro (Mundo Tico y Galáctica). Allí conoces a un par de amigos, comentas sobre tus ambiciones de escritor y te atraen a jugar Calabozos y Dragones (experiencia que no lamento pero que ahora veo con cierta reserva debido a la adicción que produjo en mi vida por los siguientes diez años). De pronto, tu maestro de calabozos, un amigo carismático y de habla suave, introduce un escenario donde una joven virgen NPC se sacrifica por el grupo, ante el dolor de todos sus integrantes que se habían encariñado con ella.

Misteriosamente, este evento se repite un par de veces con bastante similitud con el mismo maestro. Dejo a este grupo y me desactivo por dos años, para volver a jugar en otro grupo, con el disgusto de ver la escena repetida con un diferente maestro a principios del dos mil. Pero a diferencia de la maravillosa reacción de sorpresa, un ya preparado y precavido jugador (yo) reclama con dolor y frustración que este escenario se parece mucho a algo que ha oído antes, que ha vivido antes. Ya para ese momento, sabía que esto, repetido numerosas veces en otros juegos, fue el escenario de la muerte de Aerith Gainsborough, un momento cumbre y de inflexión en Final Fantasy VII.

Luego del éxito comercial de Final Fantasy VI, el equipo de la compañia de videojuegos Square se encontró frente a uno de los retos más importantes de toda su historia. El juego, considerado uno de los mejores de todos los tiempos, era la cumbre de lo que se podía hacer sobre una plataforma de 16 bits. En gráficos, en jugabilidad y en historia; este RPG parecía haber marcado la cumbre de lo que podía llegar a hacer Square y la serie. Pero, con el cambio de los tiempos, la competencia entre las plataformas se reinició con furia en el mercado y la saga se vio ante su más grande reto. ¿Podría adaptarse a los tiempos y superarse a si misma? ¿O sería el final de toda una generación de RPG como lo fue con otros juegos famosos (Ogre Battle como ejemplo)?

Todo pareció ponerse en contra de la compañía cuando se inició su desarrollo en 1995. Concebido originalmente como un juego de Super Nintendo como su predesesor, la noticia de que Nintendo 64 usaría cartuchos en lugar de CD’s, y de que habría que apagar el juego para cambiar de cartuchos, decidió a la empresa a migrar todo el desarrollo a PlayStation, una plataforma que apenas estaba en desarrollo; debido a que por su tamaño sería imposible contenerlo en un sólo cartucho de memoria. Con un sistema de juego rediseñado (sistema de turnos libres), combinado con antiguas técnicas trasladadas (limit break); con una animación por píxeles completamente generada por computadora, cinematics generados con la última tecnología de ese entonces y una banda musical poderosa, el juego fue liberado en el mercado el 31 de enero de 1997. Nadie esperaba lo que sucedió a continuación.

Luego de vender sólidos 2.2 millones de copias en Japón para Agosto, muchos de los distribuidores en Estados Unidos se vieron obligados a violar la fecha de salida del producto debido a la inmensa demanda que había generado el juego. Con 300.000 unidades vendidas en la primera semana, 500.000 antes de las tres semanas y con el momento de ventas presente por varios meses, Sony anunció para diciembre que había superado el millón de copias vendidas, consolidando a PlayStation como la ÚNICA plataforma de juegos por la siguiente década en occidente (así como su sucesor el PlayStation2).

Fueron muchos los comentarios que tuve que soportar durante esos años. Cosas como “mae, encontré la forma de evitar que Aerith se muriera” (una obvia mentira), o “vieras que chiva el cinematic de enfrentamiento con Sephiroth“, o “usted no está en nada si no ha jugado FF7“, o “sabías que las tetas de Tifa crecen conforme sube de nivel“; su influencia fue impactante en mi vida en el submundo de los videjuegos por largos años.

En los juegos de mesa comenzaron a aparecer personajes clones del antagonista con espadas katanas del doble del tamaño de una personas  (fueron tan populares como los clones de Drizz’t do Urden y sus dos fantásticas cimitarras); así como vampiros clones de Vincent Valentine, que aunque no fuera vampiro de nombre, lo encuentran dormido en un féretro, se transforma en seres monstruosos y se mueve entre las sombras (si grazna como pato, nada como pato y se mueve como pato es pato); son un claro testimonio del impacto que tuvo este juego en la mente de los jóvenes hace quince años.

Para mí es difícil hablar de un juego que sólo he visto cinco veces en mi vida (ni siquiera pude jugarlo), y he vivido a través de la experiencia de los amigos que hice en mi tiempo. Pero si existe una verdad de la que puedo hablar. Para el momento en que Play Station fue liberado, Sony estuvo en una fuerte competencia en un lejano tercer lugar frente a la consola Sega Saturn/Dreamcast y las SNES/Nintendo 64. Al finalizar el año 1997, la compañía Sega había sido herida de muerte (ahora sólo se dedica a hacer juegos) y Nintendo vio reducida su participación de mercado significativamente (sus esfuerzos hasta la llegada de la consola Wii no llegarían a impactar en el mercado norteamericano). Estos fríos números son la evidencia de porque Final Fantasy VII fue “el juego que vendió al PlayStation”. Así que voy a procurar conseguirlo para vivir la experiencia; o esperar que por las críticas y el desastre que ha enfrentado Square con su última versión de esta serie (Final Fantasy XIV), hagan el remake de este juego. Los fans lo esperamos, aunque sus productores no lo quieran.

  • Cloud durante años fue la quintaesencia del héroe animé, y por derecho propio, un ícono de los videojuegos.

    • Si, y Sephirot fue la quintaesencia del villano. Lejano, distante, arrogante e inquietante, con diálogos para sacarte de quicio.